4.2.06

¿Premio a un empresario modelo?

En esta carta se refleja la subordinación de los medios de comunicación a los poderes econó
CARTA A LA REDACCIÓN DE RADIO CLUB TENERIFE CADENA SER
Pedro J. Ramos
Recuerdo aquel día, 12 de Octubre de 1.978, hace ahora algo más de 27 años. Se había cumplido la fecha prevista para el nacimiento de nuestro primer hijo y desde primeras horas de la mañana empezaron a producirse las primeras contracciones.
Tanto mi mujer como yo, vivimos aquellos momentos con el susto y la emoción de cualquier pareja de primerizos. En aquellas fechas la Seguridad Social no abarcaba a todos los españoles, sólo a aquellos que cotizaban a la S. S. y yo hacía apenas unos meses que trabajaba como Agente Comercial, por lo que tuvimos que recurrir a una clínica privada.
Vivíamos en un modesto apartamento del Puerto de la Cruz, de acuerdo a nuestras posibilidades económicas, por lo que consideramos que nuestra mejor opción, en esos momentos, era que nuestro hijo naciese en lo que entonces se llamaba la MATERNIDAD, una conocida clínica del Puerto de la Cruz.
El ginecólogo nos recibió esa misma mañana con su habitual gesto distante, y nos indicó que eran pequeñas contracciones aún, y que habría que esperar unas 24 horas. No obstante, entrada la noche de ese mismo día y ante la persistencia de los dolores nos dirigimos de nuevo a la clínica para su ingreso. Tuvimos que esperar casi una hora a que apareciera el ginecólogo, que, aunque estaba de guardia, ante la escasa actividad de esa pequeña clínica, se encontraba en su domicilio. En esta ocasión y después de “echar un vistazo”, nos indico con gesto malhumorado que el nacimiento no iba a darse hasta las 8:00 ó 9:00 de la mañana siguiente. Por lo que, siempre con esa arrogante actitud, se volvió a su domicilio indicando antes que mi esposa quedara ingresada en la clínica.
Pasaron unas horas interminables, en las que mi esposa me indicaba desesperada que no aguantaba los dolores. Yo me esforzaba una y otra vez en realizar con ella los ejercicios de respiración que habíamos practicado para facilitar el control de las contracciones. Las enfermeras nos indicaban que no había que preocuparse, ya que el médico ya había indicado la hora prevista para la mañana siguiente. Pero los dolores y contracciones tomaron un aspecto que hacía imposible mantener esa situación por más tiempo, así que sobre la 01:30 de la madrugada del día 13, tuvimos que demandar ayuda.
La enfermera encargada dio un salto y un grito al verificar que el bebe ya estaba haciendo sitio para nacer, así que, sin perdida de tiempo, llamó al médico a su casa para que se presentara lo más rápido posible. Lo siguiente que recuerdo fue la “interminable” espera de la llegada del mismo, los preparativos a toda prisa y a mi mismo, pegado a un ventanuco por el que me permitieron seguir el proceso del parto. No encontré nada extraño que diera a entender algún tipo de anomalía durante este proceso. Quizás un color fuerte en la piel de mi hija recién nacida, pero que entendí que era normal.
A los pocos meses empezamos a detectar irregularidades en el desarrollo de mi hija. El resultado de los estudios dio como valoración una Parálisis Cerebral parcial (hemiparesia derecha) y una Hipoacusia neurosensorial profunda bilateral (Sordera profunda 100/110 decibelios), con un porcentaje total de minusvalía en capacidad orgánica y funcional de un 78%. El diagnóstico pronosticó una Anoxia (falta de oxigeno durante el parto).
El ginecólogo que atendió antes y durante el parto a mi esposa se llamaba Pedro Luis Cobiella. Nunca consideré la posibilidad de culpar a nadie de este suceso, si bien, debo reconocer, que en algunos momentos consideré la probabilidad de causa/efecto del atendimiento recibido. No obstante, en estos momentos, esto carece de importancia. Probablemente todo se debió a la mala suerte. Hoy mi hija es una chica feliz a pesar de sus dificultades. Ese fue, en todo momento, nuestro propósito. Para terminar, apuntar los motivos que me han llevado a enviarles este testimonio que, por cierto, expreso por primera vez, y que no es otro que el de la elección que ustedes han llevado a cabo recientemente de premiar a este EMPRESARIO-GINECÓLOGO con el Teide de Oro de Radio Club Tenerife.
Supongo que la razón sea el hecho de haber creado un gran negocio empresarial de un bien tan necesario como es la Salud. Lógicamente con estos criterios no van a tener ustedes ningún problema para elecciones posteriores. Existen toda una variedad de candidatos parecidos: “abnegados empresarios de la construcción que contribuyen todos los años al desarrollo de esta Isla con sacrificio e indiscutible altruismo”.

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