http://www.terra.es/personal2/insularia/exhibicion.htm
CINE CANARIO
Apuntes para una historia; los "cines"; algunas curiosidades y anécdotas. Efemérides.
Se puede establecer 1898 como año de inicio de las
proyecciones cinemátográficas en Tenerife. Años antes, concretamente
desde 1841, se presentan en nuestra ciudad diversidad de "inventos"
precursores del cinematógrafo que no pasan de ser meras aproximaciones a
lo que sería el verdadero aparato capaz de proyectar imágenes en
movimiento. Dejemos por tanto a un lado todas las esporádicas
proyecciones que se dieron en Santa Cruz de Tenerife como meras
atracciones de feria, y partiendo del 15 de Febrero de 1898, en que se
presenta un auténtico "cinematógrafo Lumiere" con proyección de
películas cortas en los bajos del Círculo Mercantil, pasemos al
siguiente siglo en que comienzan a darse proyecciones continuas. Será en
1906 cuando algunos locales de la capital, tales como la Sociedad
Filarmónica Santa Cecilia", el Centro Republicano, el Centro Obrero, y
principalmente el Teatro Guimerá, acojan con cierta regularidad las
proyecciones que los pioneros de la industria exhibidora ofrecen al
pueblo tinerfeño. Dejemos constancia que entre estos pioneros, don
Miguel Brito y don Carlos Galvez, deben figurar como los primeros y
avezados impulsores de la exhibición cinematográfica.
Queremos partir por lo tanto, de la exhibición cinematográfica en
locales estables y destinados a proyecciones continuadas, y así hemos de
iniciar de 1906 en que don Ramón Baudet inagura el PARQUE RECREATIVO
como cine al aire libre, aunque en 1912 pasa a ser cubierto; este local
fue concebido como teatro-cine, ya que diversidad de compañías teatrales
pasaron por su escenario. Ubicado en la Plaza del Patriotismo, fue
derribado en 1973.
En 1912 se inagura el SALON NOVEDADES, en la calle Ferrer, pero fue destruido por un incendio en 1920.
El CINE AVENIDA se abre en un local de la Avenida de Buenos Aires en
1928 y, aunque el edificio se conserva, actualmente se utiliza como
depósito.
El mismo año 1928, se inaugura el CINEMA VICTORIA en
unas dependencias de la fábrica de tabacos del Sr. Zamorano en la
Avenida del General Mola; posteriormente fue construido otro local con
igual nombre en otra zona del mismo solar; cerró en 1975.
Fue
sin duda 1928 un año prolífico en inauguración de "cines", pues a los ya
indicados hay que añadir el CINE TOSCAL, que situado en la calle La
Rosa, comenzó con proyecciones al aire libre para ser cubierto en 1930.
Posteriormente, al ser remodelado, pasó a llamarse REAL CINEMA hasta su desaparición en 1991.
Asimismo,
y como cine al aire libre, en 1928 abrió sus puertas el CINE LA PAZ,
ubidado en la plaza que lleva su nombre y que fue cubierto un año
después de su apertura; cerró en 1976.
Y también, en 1928 comienzan
las proyecciones veraniegas de la Plaza de Toros de la Rambla del
General Franco, y que como cine al aire libre fue llamado sucesivamente:
CINE TENERIFE, ALHAMBRA, RAMBLA y PLAZA, hasta que dejó de funcionar en
1987.
Pasemos a 1929 en que se inaugura el CINE SAN SEBASTIAN que fue cubierto en 1931 y derribado años después.
El
ROYAL VICTORIA fue sin duda el primer edificio construido como cine;
situado en la calle La Rosa fue inaugurado en 1931 y en 1939 se dieron
sesiones al aire libre en una dependencia anexa; cerró en 1975, y años
más tarde fue derribado.
Y en 1931 se inaugura asimismo el CINE
NUMANCIA, que situado en la calle Numancia fue reconstruido
interiormente años más tarde al pasar a la modalidad de "cine de Arte y
Ensayo". Cerrado en 1983, el edificio se conserva.
El TEATRO
BAUDET, el mayor cine de Canarias con 2.000 localidades, celebra su
apertura en 1944, y aunque fue clausurado en 1985 su edificio de la
Avenida del General Mola aún se conserva destinado a otros fines.
El
mismo año comienza sus proyecciones al aire libre el CINE MODERNO de la
calle San Sebastián; posteriormente fue cubierto hasta su clausura,
siendo demolido.
El CINE BUENOS AIRES, en la calle Ortega y
Gasset funcionó desde 1946 hasta 1976. Como cine exclusivamente al aire
libre se abrió en la calle San Francisco Javier en 1946 el IDEAL CINEMA
que fue asimismo demolido.
En 1950 se inaugura en la calle
Salamanca el CINE PRICE que fue reconstruido en 1963 y cerró en 1988;
como "MULTICINES PRICE" se edifica un nuevo complejo (seis salas) que
funciona desde 1989 hasta la fecha.
En la Avenida del General
Mola se efectua la apertura del CINE TENERIFE en 1951 y que remodelado
en 1981 se transforma en el cine YAIZA BORGES; dejó de funcionar en
1986.
El CINE SAN MARTIN abre sus puertas en 1953 en la calle del mismo nombre; clausurado en 1984.
En 1954 se inaugura el CINE REX en la calle Mendez Nuñez y es clausurado en 1985.
Unos meses más tarde del mismo 1954 es inagurado el CINE VICTOR, que en
la Plaza de La Paz constituye el último baluarte, ya que sigue
funcionando en la actualidad.
Los cines VALLESECO, en el barrio
del mismo nombre, y el CINE COSTASUR en la Barriada García Escámez se
inauguran en 1955, aunque ambos dejaron de funcionar
Como local
al aire libre comienza a dar sesiones el CINE CRESPO en 1949;
posteriormente fue cubierto y , al cambiar de propietario cambió su
nombre por CINE PRINCESA; estaba ubicado en la calle Princesa Dacil del
Barrio de La Salud, cerró en 1976.
Asimismo estuvieron
funcionando durante varios años el CINE FRAGA, en la carretera del
Rosario, y el CINE SAN ANDRES, en el barrio capitalino.
En 1967
fue inaugurado el CINE GRECO en la calle Luis de la Cruz, en un edificio
construido por Radio Club Tenerife, y remodelado y acondicionado para
sala cinematográfica. Cerró en 1985, siendo reformado para convertirlo
en "multicines" (cuatro salas) abriéndolo nuevamente en 1986 como
MULTICINES GRECO, y en funcionamiento actualmente.
Mientras, en
1982, se inagura en la Avenida de Bélgica el MULTICINES OSCAR'S que, con
cuatro salas, sigue en funcionamiento. Sin embargo, el MINICINES
CHARLOT que se inaugura en 1982 en la calle Santiago Cuadrado, sólo
permanece abierto seis años, ya que fue clausurado en 1988. Tenía dos
salas.
Dejamos constancia de dos locales de
exhibición de la isla que, por su tradición y solera, hemos elegido en
representación de los muchos existentes en nuestros pueblos. Se trata de
el TEATRO LEAL de La Laguna, inaugurado en 1915, y el TEATRO TOPHAN del
Puerto de la Cruz que fue inaugurado en 1926.
Esta
es la relación nominal de los CINES de Santa Cruz de Tenerife que
alcanzaron su apogeo entre los años 50 y 70 en que los estrenos
cinematográficos se contaban por éxitos y donde existía una desaforada
competencia entre las empresas de "estreno" para presentar las mejores
películas. Cines que tenían la exclusiva de algunas marcas productoras
de verdadero prestigio, habían de rendirse ante la competencia de otros
locales ya que los distribuidores cedían su mercancía sin ningún reparo
al mejor postor. La crisis comercial llegó al cine en los 80 pues debido
a los elevados costes por el alquiler para su proyección (se dio el
caso de exigir por determinadas películas el 75% bruto de los ingresos)
el porcentaje obtenido por el propietario del local no daba para cubrir
gastos. Este problema, unido por supuesto a la televisión, vídeos y
otros entretenimientos ajenos al cine, causó la lenta agonía primero y
la muerte fulminante después, de muchos locales cinematográficos. Este
hecho evidente no fue solo local, ocurrió en todo el territorio
nacional.
El presente y futuro parece ser que está en
la modalidad de las multi-salas. Una sola cabina de proyección, y por
lo tanto un solo operador, pocos empleados (han desaparecido los
acomodadores) y varias películas en un solo sitio, supone un buen
atractivo para el espectador habitual. En estos "cines" está el
porvenir. Tengamos esperanza.
ALGUNAS PARTICULARIDADES DE LAS SALAS
Una vez apuntados los datos mínimos "biográficos" de los
cines de Santa Cruz de Tenerife, pasemos a reseñar curiosas
particularidades de algunos de ellos que sin duda los distinguieron de
los demás.
Parque Recreativo: fue edificado como sala de
espectáculos, por lo que fue frecuente que, sobre todo en sus primeros
años de existencia, se utilizara como teatro para compañías de zarzuela,
comedia y variedades. Como contaba con "cine al aire libre" (ubicado en
un espacio del extenso solar y que distaba del salón como unos quince o
veinte metros), las proyecciones eran efectuadas desde la propia
cabina, girando el proyector hacia el exterior.
Se
cuentan muchas anécdotas de la época muda, como por ejemplo que en la
proyección de "Ben Hur" (Fred Niblo, 1925), y en la secuencia de la
carrera de cuádrigas, los empleados del local arrastraban cadenas por
detrás de la pantalla para así conseguir unos espectaculares "efectos
sonoros". Asimismo, cuando se proyectó "Ramona" (E. Carwe, 1928), Emilio
Baudet, que era cantante, interpretaba la popular canción escondido en
el escenario.
Cinema Victoria: el primitivo local se ubicó en
unos salones de la fábrica de tabacos que don Luis Zamorano poseía en la
calle General Mola. Por tanto, y como es de suponer, dichos locales no
disponían de ninguna condición favorable para tales proyecciones; pero
era época de cine mudo y el público no estaba entonces para exigencias.
Tenía una especial particularidad: disponía de dos clases de
localidades, la principal que estaba en la planta baja y la popular, y
más barata, en el piso alto, pero sorpréndanse, estas salas eran
independientes, por lo que las proyecciones se efectuaban en una y otra
sala con un intervalo de unos diez minutos, lo que durase el pasar un
rollo en el local inferior para subirlo a continuación al superior. Se
cuenta que el Sr. Zamorano tuvo bastantes problemas para abrir el cine,
pues según decían influía la empresa Baudet que, al tener cerca el Cine
La Paz, veía una fuerte competencia. Por fin consiguió el
correspondiente permiso, y surgió el ingenio popular que acuñó la
siguiente frase: "Zamorano obtuvo la Victoria y Baudet firmó la Paz".
Muchos años más tarde se reinaguraría este Cine con un nuevo local que
se construyó en otra zona del mismo solar (los locales del primitivo se
conservan aún) y que por su forma e incluso su decoración, el público lo
denominó "El ataúd".
Cine Toscal: tenía este local la
particularidad de que el patio de butacas estaba dividido por un murete
de un metro aproximadamente que separaba las localidades más caras
(parte delantera) de las populares o más baratas (parte trasera) y que
disponía de unos bancos corridos en lugar de butacas. Este modesto cine
pasó por todas las modalidades posibles, ya que fue primeramente al aire
libre; al ser cubierto local de reestreno (de segunda o tercera
reposición); remodelado interiormente pasó a cine de estreno (llamándose
entonces "Real Cinema"); de "Arte y Ensayo" (cuando se estableció esta
modalidad de exhibición), y por último, hasta su clausura, fue "Sala X"
(para películas pornográficas), la única que ha existido en nuestra
provincia. Queremos desde estas líneas rendir un respetuoso homenaje a
su propietario don José Alberto Benítez, que debido a una cruel
enfermedad perdió la vista y sin embargo dirigió personalmente un
negocio en que la visión significa el primordial sentido.
Cine
Moderno: Funcionó durante varios años como cine al aire libre y
recordamos como muchos jóvenes de entonces ir al Puente Galcerán a ver
alguna proyección, a vista de pájaro naturalmente. Cuando más tarde fue
cubierto, tenía una particularidad que lo distinguía de los demás: en
los descansos y en evitación, se supone, de tener que pagar a la
Sociedad General de Autores por los discos que se solían poner,
conectaban sus altavoces con "Radio Club" con lo que, en dichos
descansos, los espectadores podían oír "discos dedicados, anuncios y
alguna que otra esquela...".
Cine Crespo: Comenzó como cine al
aire libre y era propiedad de don Julio Crespo (El popular caricato
tinerfeño). Los asientos eran unos vulgares bancos corridos, por lo que
era frecuente que muchos espectadores prefiriesen llevar sus propias
sillas. Un dato a tener en cuenta fue que unos años después de estar
funcionando al aire libre, se anunció en la prensa que se iba a rendir
un homenaje a "Crespo" como despedida ante su inminente marcha a
Venezuela. Efectivamente se celebró dicho homenaje con un espectáculo de
variedades con artistas locales -muy en boga en aquellos años- que
constituyó el éxito esperado y cuya recaudación fue sustanciosa. Pues
bien, con el dinero conseguido, el Sr. Crespo le puso techo al local y
se olvidó de Venezuela. Una anécdota de este cine, y que refleja el
desparpajo y humor que poseía su propietario, fue que en cierta ocasión
en que la proyección se interrumpió por algún problema técnico, el
público, como era norma, comenzó el consiguiente escándalo por lo que
don Julio se colocó ante la pantalla y dijo más o menos: "señores y
señoras, como es imposible acabar la proyección de la película y para
que no queden descontentos, yo les voy a explicar el final del
argumento". Y así, con su natural gracejo, les fue relatando el trozo de
historia que les faltaba visionar.
Cines al Aire Libre: Una
historia exhaustiva sobre las proyecciones de cine en nuestra ciudad nos
daría una extensa nómina de lugares donde se proyectó cine al aire
libre, pero ciñéndonos a locales establecidos debemos hacer mención
principalmente a la Plaza de Toros que fue regentada como cine de
verano, y a través de tantos años, por los señores don Casimiro Olózaga ,
don Ramón Baudet, don Juan Elio Díaz (empresario asimismo del cine San
Sebastián), por la empresa formada por don José Alberto y don Eduardo
Garavito, y por fin hasta su desaparición como cine por don Carlos Ojeda
Zamorano. Tuvo, como ya hemos dejado indicado, diversos nombres en su
dilatada existencia. De la época en que fue regentado por don José
Alberto, parte el famoso grito: "¡Claudio!" (verdadera expresión tanto
de júbilo como de desaprobación que sucesivas generaciones de jóvenes
utilizaron en las noches veraniegas en que acudían al cine con el
propósito de pasarlo bien sin importarles demasiado la película que
proyectasen). Pues bien, sucedió que cierta noche la película se
interrumpió por un apagón del proyector, y don José que en aquella
ocasión se encontraba presente, llamó a voz en grito a su hermano
Claudio, a quien tenía de encargado. Desde esa noche, cada vez que la
cinta se "partía", o al menor inconveniente, y hasta incluso cuando
pasaba alguna imagen algo atrevida para la época, el grito de ¡Claudio!
brotaba de más de una garganta. Otra anécdota que aunque no tenga
relación con el cine en sí, pero que ocurrió en dicho local, fue que en
los aledaños de la Plaza se guardaban materiales de la telefónica (quizá
tenga relación con la época en que era regentado por el Sr. Olózaga,
delegado de la Compañía Telefónica) ya fueran postes y sobre todo
bobinas de hilo de cobre; debido a este goloso material para los cacos
de la época, los robos se venían repitiendo con demasiada asiduidad, por
lo que el propietario de dichos materiales optó por contratar un
guardián nocturno. El personaje tomó posesión de su empleo y a la mañana
siguiente, don Carlos Ojeda propietario del local, acudió al mismo y,
ante la extrañeza de no ser recibido por el guarda, recorrió las
dependencias y cual no sería su sorpresa al encontrárselo atado a un
poste. Sin duda fue un robo "de película".
Otro cine
muy popular en los veranos fue el Ideal Cinema, propiedad del Sr.
Pisaca, y que estaba ubicado en un patio-manzana en el que existía una
cancha de baloncesto. Al estar rodeado de edificios, los vecinos podían
ver las películas cómodamente sentados en las ventanas traseras de sus
viviendas.
SINGULARIDADES DE LA EXHIBICIÓN
Descansos:
se efectuaban siempre a mitad de la proyección, sin ninguna
consideración al desarrollo de la trama. Tan normal parecía esta
modalidad que no era raro escuchar lo de "pues a mi me gustó más la
segunda parte", o bien, "después del descanso es cuando se pone bien la
película". El motivo fue debido a que los cines locales no disponían en
principio sino de un sólo aparato de proyección, por lo que los
"operadores" preparaban los rollos de película en dos grandes bobinas y
tenían que interrumpir la proyección a la mitad para efectuar el cambio.
Esto se fue generalizando, y cuando ya los locales disponían de dos
proyectores, la costumbre se mantuvo, ya que los concesionarios de las
cantinas (que pagaban un sustancioso arrendamiento) "obligaban" a que el
descanso fuera a la mitad de la sesión para que sus ventas fueran
rentables. También se cuenta de un empresario que decía que a él no le
importaba lo de la cantina (a lo mejor ni siquiera tenía) pero que hacía
el descanso a la mitad porque si no las mamás ponían a orinar a sus
niños en el pasillo. Esta desgraciada costumbre se sigue manteniendo en
Tenerife en algunas salas (a excepción de los Multicines Price y
Aguere), sin razón alguna que la justifique.
Entresuelos: Otra
curiosidad puede ser que en esta capital los pisos superiores
(popularizados como "Entresuelo") fueran más caros que el patio; se
consideraba como la localidad exquisita del local. En la península los
pisos altos siempre han sido más baratos. Aquí siempre se tuvo en cuenta
que desde lo alto, y al tener el consiguiente declive, se veía mejor la
proyección, sin que molestasen las personas que podían situarse delante
en las butacas del patio, o piso bajo.
Estrenos simultáneos:
Esta modalidad la puso en práctica la Empresa Zamorano con el Royal
Victoria y Cinema Victoria. Como en aquella época sólo disponían de una
copia, las proyecciones comenzaban en el Royal a cierta hora, y en el
Cinema media hora más tarde. Cómo solucionaban el problema, pues muy
sencillo: proyectaban uno o dos rollos en el primero y rápidamente un
empleado en una moto los trasladaba al segundo, y así sucesivamente.
Claro que en aquellos años no existían problemas de tráfico.
"Matinés":
Se trataba de una sesión dedicada al público infantil. Desconocemos si
en otras provincias se llevaba a efecto, pero en la generalidad de los
"cines" del país esta modalidad no se conocía. El motivo, además del
comercial, quizá se debió al riguroso control que a partir de los años
cuarenta se ejercía sobre los locales en lo referente a la entrada de
menores a las películas "no aptas". Las sesiones comenzaban, los
domingos y festivos, a las cuatro y treinta, y conocidas como "el cine
de las cuatro", proyectaban películas autorizadas, auténticos "refritos"
que pasaban de un local a otro hasta ser retiradas por inservibles.
Pero el público infantil siempre ha sido muy agradecido, e incluso
repetían con asiduidad al asistencia a algún título para poder ir
adelantando con sus comentarios en voz alta el desarrollo de la trama.
"Los
programas": en la península se les llamó "folletos". Eran, como todos
recordarán, unas hojillas del tamaño de una postal generalmente, en la
que se mostraba una imagen de la película anunciada, indicando los
principales datos del film: título, intérpretes, director, productora,
distribuidora y por supuesto, alguna frase publicitaria. Las imágenes
representadas solían ser de los protagonistas en una escena del film, o
una escena en sí reproducción de un fotograma; normalmente estas
imágenes eran dibujadas a todo color tal como aparecían en los
"afiches", carteles que se pegaban en determinados lugares. (Hoy en día
estos carteles los siguen editando, pero no salen de los locales de
exhibición, salvo raras excepciones). En esta materia ha habido en
España grandes artistas que han hecho del cartel publicitario verdaderas
obras de arte. Pues bien, los programas de mano españoles han sido
únicos en el mundo, ya que en otros países solían editarles en imprentas
a una sola tinta y sin la creatividad artística de los especialistas
españoles. Los nuestros, además del reclamo que significaba su gran
vistosidad, constituían de hecho un válido fichero para el aficionado
que disponía con ellos de los datos esenciales de cada película. Los
había de todos los tamaños, y aunque como hemos dicho anteriormente, los
más frecuentes eran de tamaño postal, aunque también se editaban
dobles, o sea de dos hojas, e incluso troquelados de diversas formas. La
poderosa Metro Goldwyn Mayer, en sus años de esplendor, lanzaba de cada
una de sus películas programas dobles y sencillos.
Hasta avanzados los años sesenta los programas eran propaganda habitual
en los cines. Primeramente fueron repartidos por las calles, y más tarde
se daban en las taquillas al adquirir la entrada anunciando la película
a estrenar la semana siguiente. Las distribuidoras vendían al
empresario estos folletos, y como la crisis económica de esta industria
empezó a hacer mella, se fueron eliminando gastos, siendo los
"programas" los primeros afectados.
En los años 40 y
50 la afición a coleccionar programas tuvo su mayor auge, y aunque
ignoramos cómo y en qué condiciones pueden encontrarse muchas
colecciones que sin duda han existido, sí podemos hablar de la colección
"SELVE" que tuvimos el enorme placer de formar junto a José Miguel
Martín Abdé (otro loco por el cine por aquellos años). Esta colección,
con un total de unos seis mil ejemplares diferentes, comprende desde los
años veinte a los sesenta, y se encuentra perfectamente clasificada por
año de estreno en Madrid. Gracias al interés mostrado, la Filmoteca
Canaria se ha hecho cargo de esta colección y no ha desaparecido como
tantas otras que sin duda se han perdido, quizá por el desinterés que
las generaciones herederas ha mostrado hacia estos inigualables
documentos cinéfilos.
ANECDOTARIO
Infinidad de anécdotas jalonan la historia de nuestras salas
cinematográficas en donde el público, sobre todo en los cines de
segunda y tercera categoría, ha sido muy proclive a expresarse en voz
alta sin ninguna cortapisa y, por supuesto, sin respetar el acogedor
silencio que una sala de proyección requiere. No obstante, este fenómeno
no es sólo local, sino generalizado entre los espectadores de casi
todas las latitudes conocidas. Siempre ha existido el "gracioso" de
turno, pero muchas veces es debido, sin duda, al grado de nerviosismo
que las imágenes o situaciones de un film pueden causar entre una clase
de espectador.
Relatemos algunas, fiel reflejo de
nuestra idiosincrasia, del ingenio popular, o simplemente del
oportunismo en que sucedieron. Son Auténticas.
* Dos amigos
deciden una noche ir al cine, y mientras el primero propone ir al Parque
Recreativo a ver "Mares de China" que es por Cal Cable, el segundo le
responde que es mejor ir a La Paz a ver "Campeón" que es por Pancho
Villa (identificaban a Wallace Berry por el famoso revolucionario
mejicano desde que interpretó "Viva Villa").
* Otra ocurrió en la
puerta del cine La Paz mientras el público esperaba para entrar en la
función de las diez y media; cuando los espectadores comienzan a salir,
uno de los que esperaban ve a un conocido que salía y le pregunta: "¿Que
tal la película?", a lo que el otro responde: "No entres, el chico
muere".
* Famosos fueron ciertos locales (Cine La Paz, Parque
Recreativo, Cine Avenida) por sus "gallineros". Eran unas escalonadas de
madera colocadas al fondo del local y consideradas, como así era en
realidad, las localidades más populares y baratas. El público por tanto
era de lo menos considerado pues, además de subir por los escalones
dando considerables patadas, solía hacer los más variados comentarios
siempre a voz en grito. Ocurrió en el Parque Recreativo; se proyectaba
"Romeo y Julieta" y en una romántica escena en que el público seguía en
silencio su desarrollo, un gamberro del gallinero dejó escapar una
estruendosa "ventosidad" que retumbó como un cañonazo en el entarimado;
entonces, otro espectador queriendo paliar la ordinariez y dejando
constancia de que todo el público de aquella localidad no era de la
misma calaña, gritó: "¡No se caguen, coño!".
* El Teatro Baudet
estrenó "Lo que el viento se llevó" con un éxito rotundo, y las colas
que se formaban para adquirir entradas llegaban a la plaza de La Paz.
Pues bien, si el Baudet fue famoso en su época por muchos motivos, uno
de ellos era por la incomodidad de sus butacas de madera. Así que el
público popularizó la siguiente frase: "Lo que el viento se llevó y lo
que el culo se cansó" (el film duraba cerca de cuatro horas). Más tarde,
y debido como hemos dicho al fenomenal éxito de público, dicha frase se
apostilló con "... y lo que Baudet se hinchó".
* Los empleados
de los cines han tenido como costumbre, los días que libraban, acudir a
otro local de la ciudad, y por ésto eran frecuentes las tertulias que
mantenían con los "colegas" de la competencia. En cierta ocasión se le
preguntó a uno de ellos qué le había parecido tal película que había
visto en su día de descanso, y su contestación fue esta: "No vale nada;
no hay ni una lágrima". Sacamos la conclusión que para un sector de
espectadores la categoría de la película venía dada por el contenido
lacrimoso que tuviera.
* "Los rambleros" fueron muy populares en
Santa Cruz, sobre todo en los años en que las únicas distracciones en la
ciudad eran reunirse en los bares o ir al cine, y así llamaban a los
contertulios del kiosko de La Rambla, o bien a los asiduos al trozo de
paseo comprendido entre la plaza de toros y la plaza de La Paz. Una
noche, mientras se desarrollaba una animada charla entre un grupo de
éstos, uno de ellos se levantó diciendo: "me voy a ir ar cine La Paz que
esta noche conducen la caravana pal Misuri", a lo que otro contestó:
"Pues vete andando que yo te arcanso a caballo".
* Se proyectaba
en el "Ideal Cinema" una película del "Comisario Maigret", donde el
actor Jean Gabin interpretaba magistralmente al famoso detective, y como
ya hemos apuntado, en este cine al ser al aire libre, los vecinos
podían ver la proyección desde las ventanas traseras de sus viviendas.
Pues bien, una de esas noches, y cuando la película se acercaba al final
y el comisario se disponía a desenmarañar la complicada trama, una
vecina se dispuso en una ventana a preparar una tortilla, con el
consiguiente y característico ruido que produce el tenedor al batir
sobre el plato; el ruido, además de molesto, resultaba ensordecedor,
hasta que un decidido espectador gritó: "¡Señora, por qué no se fríe un
huevo y así nos podremos enterar quien es el asesino!".
EFEMERIDES
-
El Cine Numancia se inauguró en 1931 con "La canción de la estepa"
(1930), de Lionel Barrymore, con Lawrence Tibett y Catherine Dale Owen.
-
El Royal Victoria se inauguró en 1931 con "La última aventura de Mrs.
Cheney" (1929) de Lidney Frnaklin, con Norma Shearer y Basil Ratbone.
-- El Teatro Baudet se inauguró en 1944 con "La ciudad soñada" (1942) de Veit Harlan, con Kristina Soderbaum y Rudolf Prack.
--
El Cine Price se inauguró en 1950 con "Las aguas bajan turbias" (1947)
de José L. Sáenz de Herédia, con Adriano Romoldi y Charito Granados.
Reformado y nuevamente inaugurado en 1964 con "Fedra" (1962) de Jules
Dassin, con Anthony Perkins y Melina Mercouri.
-- El Cine Rex se inauguró en 1954 con "Sansón y Dalila" (1949) de Cecil B. de Mille, con Victor Mature y Hedy Lamarr.
--
El Cine Victor se inauguró en 1954 con "Los cuentos de Hoffman" (1952)
de Richard Powell y Emeric Pressgurger, con Moira Shearer y Robert
Helpmann.
-- El Cine Greco se inauguró en 1967 con "La batalla de las Ardenas" (1965) de Ken Annakin, con Robert Shaw y Henry Fonda.
--
El Cine Yaiza Borges (antiguo Cine Tenerife) se inauguró en 1981 con la
reposición de "Solo ante el peligro" (1952) de Fred Zinnemann, con Gary
Cooper y Grace Kelly.
-- El Multicines Oscar's (cuatro salas) se
inauguró en 1982 con "El soltero de oro" (1981) de Steve Gordon, con
Dudley Moore y Liza Minelli; "Fuego en el cuerpo" (1981) de Lawrence
Kasdan, con William Hurt y Kathleen Turner; "Roar" (1981) de Noel
Marshall, con Tippi Hedren y Jhon Marshall; y "La conquista de Albania"
(1982) de Alfonso Hungría, con Xabier Elorriaga y Alicia Sánchez.
--
El Minicines Charlot (dos salas) se inauguró en 1982 con "El retorno
del soldado" (1981) de Alan Bridges, con Alan Bates y Ann Margret; y
"Hangar 18" (1981) de James L. Conway, con Darren McGavin y Robert
Vaughn.
-- El Multicines Greco (reconversión del anterior Cine
Greco en cuatro salas) se inauguró en 1986 con "Unico testigo" (1985) de
Peter Weir, con Harrison Ford y Kelly McGillis; "Cocoon" (1985) de Ron
Howard, con Don Ameche y Jessica Tandy; "Padre nuestro" (1985) de
Francisco Regueiro, con Francisco Rabal y Victoria Abril; y
"Superdetective en Hollywood" (1985) de Martin Brest, con Eddy Murphy y
Lisa Eilbacher.
-- El Multicines Price (nueva construcción en el
antiguo Cine Price; seis salas) se inauguró en 1989 con "Air América"
(1988) de Roger Spottiswoode, con Mel Gibson y Robert Downey Jr.;
"Negocios de familia" (1988) de Sidney Lumet, con Sean Connery y Dustin
Hoffman; "Vida y amores de una diablesa" (1988) de Susan Seidelman, con
Meryl Streep y Roseanne Barr; "37 horas desesperadas" (1988) de Michael
Cimino, con Mickey Roucke y Anthony Hopkins; "Carta a Alou" (1988), de
Montxo Armendáriz, con Mulie Jarju y Eulalia Ramón; y "Monsieur Hire"
(1988) de Patrice Laconte, con Michel Blanc y Sandrine Bonnaire.
--
La primera película sonora la proyectó el Parque Recreativo en 1931; se
trató de "El angel azul" (1930) de Josef V. Stemberg, con Marlene
Dietrich y Emil Jannings.
-- El primer largometraje tinerfeño fue
"El ladrón de guantes blancos" (1926) de José González Rivero, con
Angelina Navarro y Romualdo García de Paredes. Se estrenó en el Teatro
Leal de La Laguna el 6 de Septiembre de 1926.
-- El primer
largometraje extranjero rodado en Tenerife fue "La Habanera" (1937) de
Detlef Sierk (o Douglas Sirk), con Zarah Leander y Ferdinand Mariam.
--
El primer largometraje comercial español rodado en Tenerife fue "Alma
canaria" (1945) de José Fernández Hernández, con Luis Hurtado y Mati
Santibañez. La estrenó el Teatro Baudet en 1948.
-- La primera
película española en color la proyectó el Cinema Victoria y se trató de
"En un rincón de España" (1948) de Jerónimo Mihura, con Blanca de Silos y
Conrado San Martín. (El sistema se llamaba "Cinefotocolor", y fue
bautizado popularmente como "Tomatecolor" por su deficiente calidad).
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El primer largometraje con productora tinerfeña, y rodado integramente
en la isla, incluso interiores, fue "El reflejo del alma" (1957) de
Máximo G. Albiani, con Armando Moreno y María Piazzai. La estrenó el
Cine Victor el 18 de Enero de 1957.
-- El primer largometraje de
dibujos animados presentado en Tenerife fue "Blancanieves y los siete
enanitos" (1937) de Walt Disney y la presentó el Teatro Baudet en 1944.
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El primer largometraje español de dibujos animados presentado en
Tenerife fue "Garbancito de La Mancha" (1946) de José M. Blay, la
proyectó el Cinema Victoria en 1947.
-- La primera película en
relieve (3-D) proyectada en Tenerife fue "Bwana, diablo de la selva"
(1952) de Arch Oboler, con Robert Stack y Barbara Britton. La estrenó el
Royal Victoria en 1953.
-- La primera película en Cinemascope
fue estrenada en Tenerife por el Cine Victor en 1955; se trató de "La
túnica sagrada" (1953) de Henry Koster, con Richard Burton y Jean
Simmons.
-- La primera película en Vistavisión y pantalla
panorámica proyectada en Tenerife fue "Navidades blancas" (1954) de
Michael Curtiz, con Bing Crosby y Danny Kaye. La estrenó el Cine Rex en
1956.
-- La primera "Sala Especial", dedicada al "Cine de Arte y
Ensayo", fue el Cine Numancia, que inauguró con "The Servant" (1964) de
Joseph Losey, con Dirk Bogarde, Sarah Miles y James Fox.
-- La
primera película con olor (Odorama) y única, "Polyester" (1981) de John
Water, con Divine y Tab Hunter, la estrenó el Cine Yaiza Borges en 1983.