20.12.11

LA EXHIBICIÓN CINEMATOGRAFICA EN SANTA CRUZ DE TENERIFE

http://www.terra.es/personal2/insularia/exhibicion.htm


CINE CANARIO

Apuntes para una historia; los "cines"; algunas curiosidades y anécdotas. Efemérides.

Se puede establecer 1898 como año de inicio de las proyecciones cinemátográficas en Tenerife. Años antes, concretamente desde 1841, se presentan en nuestra ciudad diversidad de "inventos" precursores del cinematógrafo que no pasan de ser meras aproximaciones a lo que sería el verdadero aparato capaz de proyectar imágenes en movimiento. Dejemos por tanto a un lado todas las esporádicas proyecciones que se dieron en Santa Cruz de Tenerife como meras atracciones de feria, y partiendo del 15 de Febrero de 1898, en que se presenta un auténtico "cinematógrafo Lumiere" con proyección de películas cortas en los bajos del Círculo Mercantil, pasemos al siguiente siglo en que comienzan a darse proyecciones continuas. Será en 1906 cuando algunos locales de la capital, tales como la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia", el Centro Republicano, el Centro Obrero, y principalmente el Teatro Guimerá, acojan con cierta regularidad las proyecciones que los pioneros de la industria exhibidora ofrecen al pueblo tinerfeño. Dejemos constancia que entre estos pioneros, don Miguel Brito y don Carlos Galvez, deben figurar como los primeros y avezados impulsores de la exhibición cinematográfica.

Queremos partir por lo tanto, de la exhibición cinematográfica en locales estables y destinados a proyecciones continuadas, y así hemos de iniciar de 1906 en que don Ramón Baudet inagura el PARQUE RECREATIVO como cine al aire libre, aunque en 1912 pasa a ser cubierto; este local fue concebido como teatro-cine, ya que diversidad de compañías teatrales pasaron por su escenario. Ubicado en la Plaza del Patriotismo, fue derribado en 1973.

En 1912 se inagura el SALON NOVEDADES, en la calle Ferrer, pero fue destruido por un incendio en 1920.

El CINE AVENIDA se abre en un local de la Avenida de Buenos Aires en 1928 y, aunque el edificio se conserva, actualmente se utiliza como depósito.

El mismo año 1928, se inaugura el CINEMA VICTORIA en unas dependencias de la fábrica de tabacos del Sr. Zamorano en la Avenida del General Mola; posteriormente fue construido otro local con igual nombre en otra zona del mismo solar; cerró en 1975.

Fue sin duda 1928 un año prolífico en inauguración de "cines", pues a los ya indicados hay que añadir el CINE TOSCAL, que situado en la calle La Rosa, comenzó con proyecciones al aire libre para ser cubierto en 1930.

Posteriormente, al ser remodelado, pasó a llamarse REAL CINEMA hasta su desaparición en 1991.

Asimismo, y como cine al aire libre, en 1928 abrió sus puertas el CINE LA PAZ, ubidado en la plaza que lleva su nombre y que fue cubierto un año después de su apertura; cerró en 1976.
Y también, en 1928 comienzan las proyecciones veraniegas de la Plaza de Toros de la Rambla del General Franco, y que como cine al aire libre fue llamado sucesivamente: CINE TENERIFE, ALHAMBRA, RAMBLA y PLAZA, hasta que dejó de funcionar en 1987.
Pasemos a 1929 en que se inaugura el CINE SAN SEBASTIAN que fue cubierto en 1931 y derribado años después.

El ROYAL VICTORIA fue sin duda el primer edificio construido como cine; situado en la calle La Rosa fue inaugurado en 1931 y en 1939 se dieron sesiones al aire libre en una dependencia anexa; cerró en 1975, y años más tarde fue derribado.

Y en 1931 se inaugura asimismo el CINE NUMANCIA, que situado en la calle Numancia fue reconstruido interiormente años más tarde al pasar a la modalidad de "cine de Arte y Ensayo". Cerrado en 1983, el edificio se conserva.

El TEATRO BAUDET, el mayor cine de Canarias con 2.000 localidades, celebra su apertura en 1944, y aunque fue clausurado en 1985 su edificio de la Avenida del General Mola aún se conserva destinado a otros fines.

El mismo año comienza sus proyecciones al aire libre el CINE MODERNO de la calle San Sebastián; posteriormente fue cubierto hasta su clausura, siendo demolido.

El CINE BUENOS AIRES, en la calle Ortega y Gasset funcionó desde 1946 hasta 1976. Como cine exclusivamente al aire libre se abrió en la calle San Francisco Javier en 1946 el IDEAL CINEMA que fue asimismo demolido.

En 1950 se inaugura en la calle Salamanca el CINE PRICE que fue reconstruido en 1963 y cerró en 1988; como "MULTICINES PRICE" se edifica un nuevo complejo (seis salas) que funciona desde 1989 hasta la fecha.

En la Avenida del General Mola se efectua la apertura del CINE TENERIFE en 1951 y que remodelado en 1981 se transforma en el cine YAIZA BORGES; dejó de funcionar en 1986.
El CINE SAN MARTIN abre sus puertas en 1953 en la calle del mismo nombre; clausurado en 1984.

En 1954 se inaugura el CINE REX en la calle Mendez Nuñez y es clausurado en 1985.
Unos meses más tarde del mismo 1954 es inagurado el CINE VICTOR, que en la Plaza de La Paz constituye el último baluarte, ya que sigue funcionando en la actualidad.

Los cines VALLESECO, en el barrio del mismo nombre, y el CINE COSTASUR en la Barriada García Escámez se inauguran en 1955, aunque ambos dejaron de funcionar

Como local al aire libre comienza a dar sesiones el CINE CRESPO en 1949; posteriormente fue cubierto y , al cambiar de propietario cambió su nombre por CINE PRINCESA; estaba ubicado en la calle Princesa Dacil del Barrio de La Salud, cerró en 1976.

Asimismo estuvieron funcionando durante varios años el CINE FRAGA, en la carretera del Rosario, y el CINE SAN ANDRES, en el barrio capitalino.

En 1967 fue inaugurado el CINE GRECO en la calle Luis de la Cruz, en un edificio construido por Radio Club Tenerife, y remodelado y acondicionado para sala cinematográfica. Cerró en 1985, siendo reformado para convertirlo en "multicines" (cuatro salas) abriéndolo nuevamente en 1986 como MULTICINES GRECO, y en funcionamiento actualmente.

Mientras, en 1982, se inagura en la Avenida de Bélgica el MULTICINES OSCAR'S que, con cuatro salas, sigue en funcionamiento. Sin embargo, el MINICINES CHARLOT que se inaugura en 1982 en la calle Santiago Cuadrado, sólo permanece abierto seis años, ya que fue clausurado en 1988. Tenía dos salas.

Dejamos constancia de dos locales de exhibición de la isla que, por su tradición y solera, hemos elegido en representación de los muchos existentes en nuestros pueblos. Se trata de el TEATRO LEAL de La Laguna, inaugurado en 1915, y el TEATRO TOPHAN del Puerto de la Cruz que fue inaugurado en 1926.

Esta es la relación nominal de los CINES de Santa Cruz de Tenerife que alcanzaron su apogeo entre los años 50 y 70 en que los estrenos cinematográficos se contaban por éxitos y donde existía una desaforada competencia entre las empresas de "estreno" para presentar las mejores películas. Cines que tenían la exclusiva de algunas marcas productoras de verdadero prestigio, habían de rendirse ante la competencia de otros locales ya que los distribuidores cedían su mercancía sin ningún reparo al mejor postor. La crisis comercial llegó al cine en los 80 pues debido a los elevados costes por el alquiler para su proyección (se dio el caso de exigir por determinadas películas el 75% bruto de los ingresos) el porcentaje obtenido por el propietario del local no daba para cubrir gastos. Este problema, unido por supuesto a la televisión, vídeos y otros entretenimientos ajenos al cine, causó la lenta agonía primero y la muerte fulminante después, de muchos locales cinematográficos. Este hecho evidente no fue solo local, ocurrió en todo el territorio nacional.

El presente y futuro parece ser que está en la modalidad de las multi-salas. Una sola cabina de proyección, y por lo tanto un solo operador, pocos empleados (han desaparecido los acomodadores) y varias películas en un solo sitio, supone un buen atractivo para el espectador habitual. En estos "cines" está el porvenir. Tengamos esperanza.



ALGUNAS PARTICULARIDADES DE LAS SALAS

Una vez apuntados los datos mínimos "biográficos" de los cines de Santa Cruz de Tenerife, pasemos a reseñar curiosas particularidades de algunos de ellos que sin duda los distinguieron de los demás.

Parque Recreativo: fue edificado como sala de espectáculos, por lo que fue frecuente que, sobre todo en sus primeros años de existencia, se utilizara como teatro para compañías de zarzuela, comedia y variedades. Como contaba con "cine al aire libre" (ubicado en un espacio del extenso solar y que distaba del salón como unos quince o veinte metros), las proyecciones eran efectuadas desde la propia cabina, girando el proyector hacia el exterior.

Se cuentan muchas anécdotas de la época muda, como por ejemplo que en la proyección de "Ben Hur" (Fred Niblo, 1925), y en la secuencia de la carrera de cuádrigas, los empleados del local arrastraban cadenas por detrás de la pantalla para así conseguir unos espectaculares "efectos sonoros". Asimismo, cuando se proyectó "Ramona" (E. Carwe, 1928), Emilio Baudet, que era cantante, interpretaba la popular canción escondido en el escenario.

Cinema Victoria: el primitivo local se ubicó en unos salones de la fábrica de tabacos que don Luis Zamorano poseía en la calle General Mola. Por tanto, y como es de suponer, dichos locales no disponían de ninguna condición favorable para tales proyecciones; pero era época de cine mudo y el público no estaba entonces para exigencias. Tenía una especial particularidad: disponía de dos clases de localidades, la principal que estaba en la planta baja y la popular, y más barata, en el piso alto, pero sorpréndanse, estas salas eran independientes, por lo que las proyecciones se efectuaban en una y otra sala con un intervalo de unos diez minutos, lo que durase el pasar un rollo en el local inferior para subirlo a continuación al superior. Se cuenta que el Sr. Zamorano tuvo bastantes problemas para abrir el cine, pues según decían influía la empresa Baudet que, al tener cerca el Cine La Paz, veía una fuerte competencia. Por fin consiguió el correspondiente permiso, y surgió el ingenio popular que acuñó la siguiente frase: "Zamorano obtuvo la Victoria y Baudet firmó la Paz". Muchos años más tarde se reinaguraría este Cine con un nuevo local que se construyó en otra zona del mismo solar (los locales del primitivo se conservan aún) y que por su forma e incluso su decoración, el público lo denominó "El ataúd".

Cine Toscal: tenía este local la particularidad de que el patio de butacas estaba dividido por un murete de un metro aproximadamente que separaba las localidades más caras (parte delantera) de las populares o más baratas (parte trasera) y que disponía de unos bancos corridos en lugar de butacas. Este modesto cine pasó por todas las modalidades posibles, ya que fue primeramente al aire libre; al ser cubierto local de reestreno (de segunda o tercera reposición); remodelado interiormente pasó a cine de estreno (llamándose entonces "Real Cinema"); de "Arte y Ensayo" (cuando se estableció esta modalidad de exhibición), y por último, hasta su clausura, fue "Sala X" (para películas pornográficas), la única que ha existido en nuestra provincia. Queremos desde estas líneas rendir un respetuoso homenaje a su propietario don José Alberto Benítez, que debido a una cruel enfermedad perdió la vista y sin embargo dirigió personalmente un negocio en que la visión significa el primordial sentido.

Cine Moderno: Funcionó durante varios años como cine al aire libre y recordamos como muchos jóvenes de entonces ir al Puente Galcerán a ver alguna proyección, a vista de pájaro naturalmente. Cuando más tarde fue cubierto, tenía una particularidad que lo distinguía de los demás: en los descansos y en evitación, se supone, de tener que pagar a la Sociedad General de Autores por los discos que se solían poner, conectaban sus altavoces con "Radio Club" con lo que, en dichos descansos, los espectadores podían oír "discos dedicados, anuncios y alguna que otra esquela...".

Cine Crespo: Comenzó como cine al aire libre y era propiedad de don Julio Crespo (El popular caricato tinerfeño). Los asientos eran unos vulgares bancos corridos, por lo que era frecuente que muchos espectadores prefiriesen llevar sus propias sillas. Un dato a tener en cuenta fue que unos años después de estar funcionando al aire libre, se anunció en la prensa que se iba a rendir un homenaje a "Crespo" como despedida ante su inminente marcha a Venezuela. Efectivamente se celebró dicho homenaje con un espectáculo de variedades con artistas locales -muy en boga en aquellos años- que constituyó el éxito esperado y cuya recaudación fue sustanciosa. Pues bien, con el dinero conseguido, el Sr. Crespo le puso techo al local y se olvidó de Venezuela. Una anécdota de este cine, y que refleja el desparpajo y humor que poseía su propietario, fue que en cierta ocasión en que la proyección se interrumpió por algún problema técnico, el público, como era norma, comenzó el consiguiente escándalo por lo que don Julio se colocó ante la pantalla y dijo más o menos: "señores y señoras, como es imposible acabar la proyección de la película y para que no queden descontentos, yo les voy a explicar el final del argumento". Y así, con su natural gracejo, les fue relatando el trozo de historia que les faltaba visionar.

Cines al Aire Libre: Una historia exhaustiva sobre las proyecciones de cine en nuestra ciudad nos daría una extensa nómina de lugares donde se proyectó cine al aire libre, pero ciñéndonos a locales establecidos debemos hacer mención principalmente a la Plaza de Toros que fue regentada como cine de verano, y a través de tantos años, por los señores don Casimiro Olózaga , don Ramón Baudet, don Juan Elio Díaz (empresario asimismo del cine San Sebastián), por la empresa formada por don José Alberto y don Eduardo Garavito, y por fin hasta su desaparición como cine por don Carlos Ojeda Zamorano. Tuvo, como ya hemos dejado indicado, diversos nombres en su dilatada existencia. De la época en que fue regentado por don José Alberto, parte el famoso grito: "¡Claudio!" (verdadera expresión tanto de júbilo como de desaprobación que sucesivas generaciones de jóvenes utilizaron en las noches veraniegas en que acudían al cine con el propósito de pasarlo bien sin importarles demasiado la película que proyectasen). Pues bien, sucedió que cierta noche la película se interrumpió por un apagón del proyector, y don José que en aquella ocasión se encontraba presente, llamó a voz en grito a su hermano Claudio, a quien tenía de encargado. Desde esa noche, cada vez que la cinta se "partía", o al menor inconveniente, y hasta incluso cuando pasaba alguna imagen algo atrevida para la época, el grito de ¡Claudio! brotaba de más de una garganta. Otra anécdota que aunque no tenga relación con el cine en sí, pero que ocurrió en dicho local, fue que en los aledaños de la Plaza se guardaban materiales de la telefónica (quizá tenga relación con la época en que era regentado por el Sr. Olózaga, delegado de la Compañía Telefónica) ya fueran postes y sobre todo bobinas de hilo de cobre; debido a este goloso material para los cacos de la época, los robos se venían repitiendo con demasiada asiduidad, por lo que el propietario de dichos materiales optó por contratar un guardián nocturno. El personaje tomó posesión de su empleo y a la mañana siguiente, don Carlos Ojeda propietario del local, acudió al mismo y, ante la extrañeza de no ser recibido por el guarda, recorrió las dependencias y cual no sería su sorpresa al encontrárselo atado a un poste. Sin duda fue un robo "de película".

Otro cine muy popular en los veranos fue el Ideal Cinema, propiedad del Sr. Pisaca, y que estaba ubicado en un patio-manzana en el que existía una cancha de baloncesto. Al estar rodeado de edificios, los vecinos podían ver las películas cómodamente sentados en las ventanas traseras de sus viviendas.



SINGULARIDADES DE LA EXHIBICIÓN

Descansos: se efectuaban siempre a mitad de la proyección, sin ninguna consideración al desarrollo de la trama. Tan normal parecía esta modalidad que no era raro escuchar lo de "pues a mi me gustó más la segunda parte", o bien, "después del descanso es cuando se pone bien la película". El motivo fue debido a que los cines locales no disponían en principio sino de un sólo aparato de proyección, por lo que los "operadores" preparaban los rollos de película en dos grandes bobinas y tenían que interrumpir la proyección a la mitad para efectuar el cambio. Esto se fue generalizando, y cuando ya los locales disponían de dos proyectores, la costumbre se mantuvo, ya que los concesionarios de las cantinas (que pagaban un sustancioso arrendamiento) "obligaban" a que el descanso fuera a la mitad de la sesión para que sus ventas fueran rentables. También se cuenta de un empresario que decía que a él no le importaba lo de la cantina (a lo mejor ni siquiera tenía) pero que hacía el descanso a la mitad porque si no las mamás ponían a orinar a sus niños en el pasillo. Esta desgraciada costumbre se sigue manteniendo en Tenerife en algunas salas (a excepción de los Multicines Price y Aguere), sin razón alguna que la justifique.

Entresuelos: Otra curiosidad puede ser que en esta capital los pisos superiores (popularizados como "Entresuelo") fueran más caros que el patio; se consideraba como la localidad exquisita del local. En la península los pisos altos siempre han sido más baratos. Aquí siempre se tuvo en cuenta que desde lo alto, y al tener el consiguiente declive, se veía mejor la proyección, sin que molestasen las personas que podían situarse delante en las butacas del patio, o piso bajo.

Estrenos simultáneos: Esta modalidad la puso en práctica la Empresa Zamorano con el Royal Victoria y Cinema Victoria. Como en aquella época sólo disponían de una copia, las proyecciones comenzaban en el Royal a cierta hora, y en el Cinema media hora más tarde. Cómo solucionaban el problema, pues muy sencillo: proyectaban uno o dos rollos en el primero y rápidamente un empleado en una moto los trasladaba al segundo, y así sucesivamente. Claro que en aquellos años no existían problemas de tráfico.

"Matinés": Se trataba de una sesión dedicada al público infantil. Desconocemos si en otras provincias se llevaba a efecto, pero en la generalidad de los "cines" del país esta modalidad no se conocía. El motivo, además del comercial, quizá se debió al riguroso control que a partir de los años cuarenta se ejercía sobre los locales en lo referente a la entrada de menores a las películas "no aptas". Las sesiones comenzaban, los domingos y festivos, a las cuatro y treinta, y conocidas como "el cine de las cuatro", proyectaban películas autorizadas, auténticos "refritos" que pasaban de un local a otro hasta ser retiradas por inservibles. Pero el público infantil siempre ha sido muy agradecido, e incluso repetían con asiduidad al asistencia a algún título para poder ir adelantando con sus comentarios en voz alta el desarrollo de la trama.

"Los programas": en la península se les llamó "folletos". Eran, como todos recordarán, unas hojillas del tamaño de una postal generalmente, en la que se mostraba una imagen de la película anunciada, indicando los principales datos del film: título, intérpretes, director, productora, distribuidora y por supuesto, alguna frase publicitaria. Las imágenes representadas solían ser de los protagonistas en una escena del film, o una escena en sí reproducción de un fotograma; normalmente estas imágenes eran dibujadas a todo color tal como aparecían en los "afiches", carteles que se pegaban en determinados lugares. (Hoy en día estos carteles los siguen editando, pero no salen de los locales de exhibición, salvo raras excepciones). En esta materia ha habido en España grandes artistas que han hecho del cartel publicitario verdaderas obras de arte. Pues bien, los programas de mano españoles han sido únicos en el mundo, ya que en otros países solían editarles en imprentas a una sola tinta y sin la creatividad artística de los especialistas españoles. Los nuestros, además del reclamo que significaba su gran vistosidad, constituían de hecho un válido fichero para el aficionado que disponía con ellos de los datos esenciales de cada película. Los había de todos los tamaños, y aunque como hemos dicho anteriormente, los más frecuentes eran de tamaño postal, aunque también se editaban dobles, o sea de dos hojas, e incluso troquelados de diversas formas. La poderosa Metro Goldwyn Mayer, en sus años de esplendor, lanzaba de cada una de sus películas programas dobles y sencillos.

Hasta avanzados los años sesenta los programas eran propaganda habitual en los cines. Primeramente fueron repartidos por las calles, y más tarde se daban en las taquillas al adquirir la entrada anunciando la película a estrenar la semana siguiente. Las distribuidoras vendían al empresario estos folletos, y como la crisis económica de esta industria empezó a hacer mella, se fueron eliminando gastos, siendo los "programas" los primeros afectados.

En los años 40 y 50 la afición a coleccionar programas tuvo su mayor auge, y aunque ignoramos cómo y en qué condiciones pueden encontrarse muchas colecciones que sin duda han existido, sí podemos hablar de la colección "SELVE" que tuvimos el enorme placer de formar junto a José Miguel Martín Abdé (otro loco por el cine por aquellos años). Esta colección, con un total de unos seis mil ejemplares diferentes, comprende desde los años veinte a los sesenta, y se encuentra perfectamente clasificada por año de estreno en Madrid. Gracias al interés mostrado, la Filmoteca Canaria se ha hecho cargo de esta colección y no ha desaparecido como tantas otras que sin duda se han perdido, quizá por el desinterés que las generaciones herederas ha mostrado hacia estos inigualables documentos cinéfilos.



ANECDOTARIO

Infinidad de anécdotas jalonan la historia de nuestras salas cinematográficas en donde el público, sobre todo en los cines de segunda y tercera categoría, ha sido muy proclive a expresarse en voz alta sin ninguna cortapisa y, por supuesto, sin respetar el acogedor silencio que una sala de proyección requiere. No obstante, este fenómeno no es sólo local, sino generalizado entre los espectadores de casi todas las latitudes conocidas. Siempre ha existido el "gracioso" de turno, pero muchas veces es debido, sin duda, al grado de nerviosismo que las imágenes o situaciones de un film pueden causar entre una clase de espectador.

Relatemos algunas, fiel reflejo de nuestra idiosincrasia, del ingenio popular, o simplemente del oportunismo en que sucedieron. Son Auténticas.

* Dos amigos deciden una noche ir al cine, y mientras el primero propone ir al Parque Recreativo a ver "Mares de China" que es por Cal Cable, el segundo le responde que es mejor ir a La Paz a ver "Campeón" que es por Pancho Villa (identificaban a Wallace Berry por el famoso revolucionario mejicano desde que interpretó "Viva Villa").

* Otra ocurrió en la puerta del cine La Paz mientras el público esperaba para entrar en la función de las diez y media; cuando los espectadores comienzan a salir, uno de los que esperaban ve a un conocido que salía y le pregunta: "¿Que tal la película?", a lo que el otro responde: "No entres, el chico muere".

* Famosos fueron ciertos locales (Cine La Paz, Parque Recreativo, Cine Avenida) por sus "gallineros". Eran unas escalonadas de madera colocadas al fondo del local y consideradas, como así era en realidad, las localidades más populares y baratas. El público por tanto era de lo menos considerado pues, además de subir por los escalones dando considerables patadas, solía hacer los más variados comentarios siempre a voz en grito. Ocurrió en el Parque Recreativo; se proyectaba "Romeo y Julieta" y en una romántica escena en que el público seguía en silencio su desarrollo, un gamberro del gallinero dejó escapar una estruendosa "ventosidad" que retumbó como un cañonazo en el entarimado; entonces, otro espectador queriendo paliar la ordinariez y dejando constancia de que todo el público de aquella localidad no era de la misma calaña, gritó: "¡No se caguen, coño!".

* El Teatro Baudet estrenó "Lo que el viento se llevó" con un éxito rotundo, y las colas que se formaban para adquirir entradas llegaban a la plaza de La Paz. Pues bien, si el Baudet fue famoso en su época por muchos motivos, uno de ellos era por la incomodidad de sus butacas de madera. Así que el público popularizó la siguiente frase: "Lo que el viento se llevó y lo que el culo se cansó" (el film duraba cerca de cuatro horas). Más tarde, y debido como hemos dicho al fenomenal éxito de público, dicha frase se apostilló con "... y lo que Baudet se hinchó".

* Los empleados de los cines han tenido como costumbre, los días que libraban, acudir a otro local de la ciudad, y por ésto eran frecuentes las tertulias que mantenían con los "colegas" de la competencia. En cierta ocasión se le preguntó a uno de ellos qué le había parecido tal película que había visto en su día de descanso, y su contestación fue esta: "No vale nada; no hay ni una lágrima". Sacamos la conclusión que para un sector de espectadores la categoría de la película venía dada por el contenido lacrimoso que tuviera.

* "Los rambleros" fueron muy populares en Santa Cruz, sobre todo en los años en que las únicas distracciones en la ciudad eran reunirse en los bares o ir al cine, y así llamaban a los contertulios del kiosko de La Rambla, o bien a los asiduos al trozo de paseo comprendido entre la plaza de toros y la plaza de La Paz. Una noche, mientras se desarrollaba una animada charla entre un grupo de éstos, uno de ellos se levantó diciendo: "me voy a ir ar cine La Paz que esta noche conducen la caravana pal Misuri", a lo que otro contestó: "Pues vete andando que yo te arcanso a caballo".

* Se proyectaba en el "Ideal Cinema" una película del "Comisario Maigret", donde el actor Jean Gabin interpretaba magistralmente al famoso detective, y como ya hemos apuntado, en este cine al ser al aire libre, los vecinos podían ver la proyección desde las ventanas traseras de sus viviendas. Pues bien, una de esas noches, y cuando la película se acercaba al final y el comisario se disponía a desenmarañar la complicada trama, una vecina se dispuso en una ventana a preparar una tortilla, con el consiguiente y característico ruido que produce el tenedor al batir sobre el plato; el ruido, además de molesto, resultaba ensordecedor, hasta que un decidido espectador gritó: "¡Señora, por qué no se fríe un huevo y así nos podremos enterar quien es el asesino!".

EFEMERIDES

- El Cine Numancia se inauguró en 1931 con "La canción de la estepa" (1930), de Lionel Barrymore, con Lawrence Tibett y Catherine Dale Owen.

- El Royal Victoria se inauguró en 1931 con "La última aventura de Mrs. Cheney" (1929) de Lidney Frnaklin, con Norma Shearer y Basil Ratbone.

-- El Teatro Baudet se inauguró en 1944 con "La ciudad soñada" (1942) de Veit Harlan, con Kristina Soderbaum y Rudolf Prack.

-- El Cine Price se inauguró en 1950 con "Las aguas bajan turbias" (1947) de José L. Sáenz de Herédia, con Adriano Romoldi y Charito Granados. Reformado y nuevamente inaugurado en 1964 con "Fedra" (1962) de Jules Dassin, con Anthony Perkins y Melina Mercouri.

-- El Cine Rex se inauguró en 1954 con "Sansón y Dalila" (1949) de Cecil B. de Mille, con Victor Mature y Hedy Lamarr.

-- El Cine Victor se inauguró en 1954 con "Los cuentos de Hoffman" (1952) de Richard Powell y Emeric Pressgurger, con Moira Shearer y Robert Helpmann.

-- El Cine Greco se inauguró en 1967 con "La batalla de las Ardenas" (1965) de Ken Annakin, con Robert Shaw y Henry Fonda.

-- El Cine Yaiza Borges (antiguo Cine Tenerife) se inauguró en 1981 con la reposición de "Solo ante el peligro" (1952) de Fred Zinnemann, con Gary Cooper y Grace Kelly.

-- El Multicines Oscar's (cuatro salas) se inauguró en 1982 con "El soltero de oro" (1981) de Steve Gordon, con Dudley Moore y Liza Minelli; "Fuego en el cuerpo" (1981) de Lawrence Kasdan, con William Hurt y Kathleen Turner; "Roar" (1981) de Noel Marshall, con Tippi Hedren y Jhon Marshall; y "La conquista de Albania" (1982) de Alfonso Hungría, con Xabier Elorriaga y Alicia Sánchez.

-- El Minicines Charlot (dos salas) se inauguró en 1982 con "El retorno del soldado" (1981) de Alan Bridges, con Alan Bates y Ann Margret; y "Hangar 18" (1981) de James L. Conway, con Darren McGavin y Robert Vaughn.

-- El Multicines Greco (reconversión del anterior Cine Greco en cuatro salas) se inauguró en 1986 con "Unico testigo" (1985) de Peter Weir, con Harrison Ford y Kelly McGillis; "Cocoon" (1985) de Ron Howard, con Don Ameche y Jessica Tandy; "Padre nuestro" (1985) de Francisco Regueiro, con Francisco Rabal y Victoria Abril; y "Superdetective en Hollywood" (1985) de Martin Brest, con Eddy Murphy y Lisa Eilbacher.

-- El Multicines Price (nueva construcción en el antiguo Cine Price; seis salas) se inauguró en 1989 con "Air América" (1988) de Roger Spottiswoode, con Mel Gibson y Robert Downey Jr.; "Negocios de familia" (1988) de Sidney Lumet, con Sean Connery y Dustin Hoffman; "Vida y amores de una diablesa" (1988) de Susan Seidelman, con Meryl Streep y Roseanne Barr; "37 horas desesperadas" (1988) de Michael Cimino, con Mickey Roucke y Anthony Hopkins; "Carta a Alou" (1988), de Montxo Armendáriz, con Mulie Jarju y Eulalia Ramón; y "Monsieur Hire" (1988) de Patrice Laconte, con Michel Blanc y Sandrine Bonnaire.



-- La primera película sonora la proyectó el Parque Recreativo en 1931; se trató de "El angel azul" (1930) de Josef V. Stemberg, con Marlene Dietrich y Emil Jannings.

-- El primer largometraje tinerfeño fue "El ladrón de guantes blancos" (1926) de José González Rivero, con Angelina Navarro y Romualdo García de Paredes. Se estrenó en el Teatro Leal de La Laguna el 6 de Septiembre de 1926.

-- El primer largometraje extranjero rodado en Tenerife fue "La Habanera" (1937) de Detlef Sierk (o Douglas Sirk), con Zarah Leander y Ferdinand Mariam.

-- El primer largometraje comercial español rodado en Tenerife fue "Alma canaria" (1945) de José Fernández Hernández, con Luis Hurtado y Mati Santibañez. La estrenó el Teatro Baudet en 1948.

-- La primera película española en color la proyectó el Cinema Victoria y se trató de "En un rincón de España" (1948) de Jerónimo Mihura, con Blanca de Silos y Conrado San Martín. (El sistema se llamaba "Cinefotocolor", y fue bautizado popularmente como "Tomatecolor" por su deficiente calidad).

-- El primer largometraje con productora tinerfeña, y rodado integramente en la isla, incluso interiores, fue "El reflejo del alma" (1957) de Máximo G. Albiani, con Armando Moreno y María Piazzai. La estrenó el Cine Victor el 18 de Enero de 1957.

-- El primer largometraje de dibujos animados presentado en Tenerife fue "Blancanieves y los siete enanitos" (1937) de Walt Disney y la presentó el Teatro Baudet en 1944.

-- El primer largometraje español de dibujos animados presentado en Tenerife fue "Garbancito de La Mancha" (1946) de José M. Blay, la proyectó el Cinema Victoria en 1947.

-- La primera película en relieve (3-D) proyectada en Tenerife fue "Bwana, diablo de la selva" (1952) de Arch Oboler, con Robert Stack y Barbara Britton. La estrenó el Royal Victoria en 1953.

-- La primera película en Cinemascope fue estrenada en Tenerife por el Cine Victor en 1955; se trató de "La túnica sagrada" (1953) de Henry Koster, con Richard Burton y Jean Simmons.

-- La primera película en Vistavisión y pantalla panorámica proyectada en Tenerife fue "Navidades blancas" (1954) de Michael Curtiz, con Bing Crosby y Danny Kaye. La estrenó el Cine Rex en 1956.

-- La primera "Sala Especial", dedicada al "Cine de Arte y Ensayo", fue el Cine Numancia, que inauguró con "The Servant" (1964) de Joseph Losey, con Dirk Bogarde, Sarah Miles y James Fox.

-- La primera película con olor (Odorama) y única, "Polyester" (1981) de John Water, con Divine y Tab Hunter, la estrenó el Cine Yaiza Borges en 1983.

1 comentario:

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Cuando se publican contenidos ajenos en internet se deben citar las fuentes. Y el texto reproducido pertenece al libro "El cine en Tenerife. Apuntes para una historia", de Aurelio Carnero Hernández y José Antonio Pérez-Alcalde Zárate (Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, 1996).