10.8.11

BAJADA DE LA VIRGEN DE ABONA A LA ERMITA DE LA PUNTA EN ARICO



(X) BAJADA DE LA VIRGEN DE ABONA A LA ERMITA DE LA PUNTA EN ARICO


HUMBERTO CRISÓSTOMO DELGADO


Sí bien en anteriores artículos he descrito la historia de ladevoción mariana en este término de Arico', dado la dificultad en sucomprensión, cualquier intento de dar a conocer algún aspecto enrelación la misma, obliga a resumirla de manera sucinta. La primeraimagen con el apelativo Abona, entre otros, fue la actual de Tajo,
denominación que ostentó desde el siglo XVI hasta probablemente entrado en el siglo XVII, en que fue sustituida por otra de mayor tamaño adquirió dicho título de "Abona y de las Mercedes" y se ubicó en la
Punta de Abona, pasando la de Tajo, primeramente a una ermita en el lugar de La Luz en Arico, posteriormente a la iglesia de San Juan Bautista y ya en el siglo XVIII a Arico el Nuevo, pero sólo con título
de Virgen de La Luz y Tajo. No obstante se adquiere otra imagen en Arico el Nuevo y aquella pasa a ocupar un lugar secundario en dicha iglesia, conservando su primer apelativo de Tajo. En 1742 aparece otra imagen enla Playa Chica (Caletón) de la Punta Abona a la que se le puso por nombre Virgen del Mar, se lleva a la iglesia de San Juan Bautista y en 1834 al "desaparecer" la de las Mercedes y de Abona como consecuencia del incendio que acabó con la anterior iglesia de Punta de Abona2 y,para no perder la devoción, se hace uso de la Virgen del Mar, que pasa a denominarse de Abona y de las Mercedes. Ya en los primeros años del siglo XX se construye otra ermita privadamente en La punta y se trae una
imagen que pasa a nombrarse de Las Mercedes y la de Abona queda solo con este apelativo hasta nuestros días. Desde el siglo XVIII se veneraba en el Río de Arico a la Virgen de La O. En el siglo XX, en el Porís, se entroniza una imagen con la denominación de Fátima, la cual fue adquirida con aportaciones de las niñas de la escuela de este pueblo. Se trajo en guagua desde Santa Cruz por la maestra del lugar doña Antonia
Redondo Camarero y doña Carmen Rosa de Oca Flores. Se bendijo el día 13de mayo del año 1955 en la ermita de Las Mercedes de la Punta de Abona y fueron sus padrinos la niña María Castellano Rodríguez y el niño Luis García Díaz3.
Probanza de los milagros
Realizado este resumen genealógico, paso a mentar hechos que en su momento motivaron y dieron relevancia a esta devoción El primero de todos sucede en el año 1741, descrito .como: “Probanza de los milagros del aceite”. Concretamente el dos de mayo el mayordomo de la ermita de la punta de Abona don diego Rodríguez del Castillo, acude a la misma acompañado de su mujer y otros vecinos, con objeto de acondicionarla, para uinas rogativas que al día siguiente se le iban a hacer a la Virge, buscando sus intersección anteel estrago que una epidemia, de tantas que asolaban a las islas, estaba provocando. En el camino, sobre la arena de la Playa Grande junto ermita, se encuentran con un "bolsón-zurrón" que contiene un aceite que, manifiestan: hace "prodigios" en la resolución de enfermedades. 

De ello se tuvo conocimiento en toda la isla, la cual, ávida como estaba de hechos que aliviasen su sufrimiento, propició que muchos se acercara al lugar en busca de mitigar su padecer. Ante la trascendencia queestaba tomando el caso, el obispo ordena el 17 de agosto de ese año al vicario general residente en La orotva, don Agustín Bartolomé de Llerena, que investigase el dicho asunto solicitándole: solici¬tándole: "mayor formalidad en la averiguación", e instándole a que: "bajo  juramento preguntase al mayordomo, su muger y de cuantos iban con él, asisten separadamente y también de estos y de los que asisten a la  hermita, que jurasen y declarasen lo que sucedió”, pues expresa el  obispo: "una sencilla curación no basta para la calificación que deseo  dar a este caso”.

Y para que la investigación tuviese más rigor científico, pide que se pregunte a médicos: "en 
algunos lugares abrá médico que convendría que las curaciones hechas con esta unción no han podido ser naturales o por lo repentino de ellas o por los efectos que han visto y alcanza su facultad, asegurando que han sido milagrosas" y, añade: "pues en estas cosas debemos ir con gran tiento".
Si bien en principio, el encargado de realizar esta investigación era
el nombrado Agustín de Llerena, éste se excusa aduciendo que era muy
lejano el lugar y encarga la misma, en carta remitida el 3 de
septiembre, a don Joseph Bernardo Fernández Romero, sacerdote de San
Juan Bautista en la Villa de Arico: "debido a la larga distancia dio
comisión al cura del lugar de Arico para que ante notario público
proceda a la justificación del suceso arreglándose a lo prevenido por su
Ilustrísima"
. Este acepta lo ordenado el 11 de septiembre: "dixo que la obedecía y aceptaba con el respeto debido".
E, inmediatamente, se puso manos a la obra, haciendo comparecer a su
presencia y la de Pedro Lorenzo Carrillo notario público, al mayordomo
de la ermita de las Mercedes (a la que denomina: "alias la Candelaria de
Abona"), don Diego Rodríguez Castillo. Y previo a advertirle e istarle a
decir la verdad, declara éste que: "...el dose de mayo por
determinación del pueblo que se hallaba muy afligido y enfermo de la
común dolencia y contaxio que asolaba a la isla toda, bajo a la referida
ermita que esta sobre la playa que dicen de Abona cerca de legua y
media de la parroquia y lugar, a prevenir y disponer lo necesario para
traer la santa imagen al novenario y rogativas que el pueblo habia
pedido. Habiendo llegado cerca de la hermita a tiro de piedra alcanzo a
ver en la arena de esta playa un bulto y reconociéndolo hallo como un
zurrón que hacía tres senos, o bolsas distintas y que le dio con el
bastoncillo que llevaba, con lo que comenzó a salir aceite en gran
cantidad que hacia charco en la arena, la curiosidad le llevo a tocar
con el dedo para certificar que fueses aceite, y luego fue a la hermita a
coger un vaso para recoger el que quedaba y en total cogió unos dos
botijos y apenas llegaba a dos cuartillo. Contento con este hallazgo por
la falta que tenía la lámpara, esta dio buena luz. Refiere el mayordomo
que "tanto él como los que le acompañaban vieron en esto misteriosa
aparición y que lo enviaba la Virgen para que no le faltase luz. De todo
esto fueron testigos Juana Tenoria Morales mujer del declarante, un
hijo suyo llamado Luis y Antonio Miguel Gómez vecino de la sagrada
imagen acompañados del R. Fr. Marco Luís de la orden Seráfica. Le
contaron lo que había sucedido y se quedaron maravillados con el aceite
tan líquido y que no tenía visos de ser cosa natural ya que lo que en
otras ocasiones se ha hallado otra especie de aceite pero que solo es
líquida con el fuego y alejado de él se espesa. Todo ello los llevo a
ver que el aceite tenía algún fin por lo que pensaron que sería una
medicina y lenitivo de la común enfermedad. Ante ello todos fueron a la
lámpara y se untaron con el aceite, unos que iban heridos del accidente y
enfermos de otros dolores se hallaron mejorados como fueron: Salvador
González Mejía, Jerónimo Delgado y Juan del Carpio vecinos de este lugar
Además todo ello fue visto por los lugareños"
. A continuación
declaraba la testigo Juana Tenoria Morales, esposa del anterior, la cual
refiere que ese día ella prosiguió hacia la ermita y su marido y un tal
Diego Rodríguez se fue-ron a averiguar lo que era aquel zurrón. Se
reafirma en lo dicho por su esposo e indica que otros vecinos que se
ungieron, también notaron mejorías, como: José Martínez de Alayón;
Asensío, su mujer Catherina Francisca; Joseph hijo de Julián González y
otros muchos que: "no hace memoria". Además dice que fue este remedio: "el
único médico y medicina y que a acudió una multitud a su casa a pedirle
unas gotas de este aceite". También aporta información sobre otro caso:
"...un enfermo de este lugar cayó enfermo el tres de julio de este año
de una gran fatiga que llegaba al corazón y dejándole sin aliento y que
le privaba de los sentidos y tal ardor y entendimiento por todo el
cuerpo que le mantubo muchos días bien postrado y se dispuso a morir
recibiendo los sacramentos... ungieron un papel con esta aceite y se lo
aplicaron en la parte del corazón y luego instantáneamente se le alivió
la fatiga y no le repetió más... ".
Otro testigo, Antonio Miguel
Gómez, el día trece de septiembre de 1741, se reafirma en los hechos y
admite que se curaron entre otros Salvador González Mejías; Jerónimo
Delgado; Juan Fernández de Chaves, su hermana Luisa Fernández y toda su
familia; Paula de Morales; Diego Antones; Isabel de Oramas mujer de
Joseph Francisco; Joseph Martínez. Y además, este mismo declarante
padeció:

"...un dolor fuerte en la cintura que no le dejaba doblar el cuerpo y se ungió con el aceite y se le quitó de improviso ". Continúa dando cuenta de los prodigios que hace este aceite en personas de otros lugares: "vecinos provenientes de la Granadilla, Güímar, Orotava y Ciudad de La Laguna y que su fama se extendió por toda la isla ".
A continuación declaran muchos más testigos que se reafirman en los
efectos curativos, como Joseph Martínez Alayón, el cual sufría de "quebranto general y dolor de cabeza" y era de la "enfermedad común ". Y
que tenía: "una inflamación en la garganta que le impedía hablar, se
ungió la garganta con este aceite a las tres de la tarde y a la puesta
del sol ya podía tragar algo, cosa que no había hecho en tres días atrás
y además se alivió de todos los demás dolores". El día dos de octubre
de este año, pasa a declarar Alfonso García que también sanó. Ocurre lo
mismo con Catharina Francisca y Jerónimo Delgado, el cual además de las
molestias tenía: "unas puntadas en la raíz de la oreja derecha y no poco le mortificaba ". En
noviembre declara el Capitán don Esteban Morales, padre de Paula de
Morales, mujer del Capitán Diego Antonio de Torres y, segúr refiere: "su hija padecía tabardillo y la frente caliente, puntada grande y otros dolores muy postrada ", lo que relato tal como lo expresa, dijo:...y todos los de la casa había desconfiado de su vida; dispuso a morir... se recurrió al Dr don Juan Perdomo, quien

recetó una sangría del brazo, pero temiendo todos se consultó al Dr.
don Antonio Bucalles quien primero dijo que se le hiciese en el pie y
luego en el brazo... executose una, pero siempre la segunda con harto
terror de la enferma, del testigo y hasta del cirujano por los efetctos
tan malos que la habían acreditado con la experiencia de otros enfermos,
no obstante se executo el mandato de los médicos y se abrió la vena...
El temor de la enferma fue mayúsculo, pues gritó: "... ¡qué mala sangría, que mala sangría, esta mala sangría me ha matado " Así
lo creyó el testigo pues todo el mal se le subió al pecho dejándola
postrada... todos los de la familia estaban muy desconfiados de su vida,
sólo el declarante no perdido hasta allí las esperanzas, pero en esta
ocasión la perdió totalmente y como que iba a agonizar; oyó el
declarante pedir aguardiente y bañar la enferma en aquel lugar…"
. Pero parece que empeoró, por lo que suspendió el tratamiento y continúa: "...se
acordó del aceite y se lo puso en el pecho con gran fe, le pregunto
como se sentía y le dijo que no estaba peor.. Y también curó".
Los

efectos curativos se daban en todas las edades estamentos sociales y
diferentes localizaciones anatómicas, como era el caso de la testigo
Isabel Oramas, la cual padecía: “hallándosendose con sufrimientos habituales dado su avanzada edad y abundancia de humores".
En este caso su afectación fue ocular le afectaron los ojos con
carnosidad en tanta manera que le había quitado la vista, no pudiendo
cerrar el parpado de lo grueso y crecido... y de la carne que le creció
sobre la niña... ", también curó. Luisa Fernández de Chavez declara que
curaron un esclavo suyo, de nombre Joseph que sufría de: 'fuerte dolor
de garganta sin poder tragar". Otra esclava de nombre Catherina de una
afectación ocular. También informa que su hijo el alférez Juan Garcia de
Chávez con: "...afectado del accidente común con gran dolor de cabeza y
quebranto del cuerpo... se le aplicó miel y manteca tibia y no alivió",
pero se curó con el aceite. Otro de los afectados Alfonso Salvador
Mexías, padecía "...grandes dolores que le mortificaban, en el hombro
y rodilla que no le dejaban andar desde hacía tiempo. También se ungió
con el aceite... y que ya podía hasta sacarse el sombrero".
En el caso del testigo Juan Lorenzo Carpio, su mal le sucedió en la propia ermita, pues atestigua que: "...estando
oyendo misa de repente le dio una fatiga en el estómago con tan gran
dolor de cabeza que no podía tenerse, quiso salir fuera pero por no
perder la misa se mantuvo hasta que se acabó. Luego se untó con el
aceite referido que estaba en la lámpara, en la cabeza y el estómago
quedando sano ".
De su declaración se deduce que la afluencia a la
ermita era grande, pues unos estaban dentro de la ermita y los que no
cabían fuera, a los que le aportaban también el aceite. En algunos casos
la curación sucedía en enfermos que habían pasado ya la epidemia, pero
les quedaba alguna molestia, como era el caso de Joseph Estebes de 23
años, que: "le quedó por último una puntada que le impedía la respiración... se aplicó el aceite y alivió al momento... ".
Entre los efectos del aceite parece que también se daba el de
hipnótico, pues uno de los enfermos, María Lorenzo, de sesenta años de
edad, nos dice que:

"padecía dolor de cabeza secundario a dolor de muelas que no le dejaba dormir", y que al tomar el aceite: "se dejo dormir allí mismo lo que no se había podido conseguir en muchas noches". Sin embargo, la patología más generalizada que se desprende del estudio de este expediente, es la inflamación de gargante que: "no la dejaba tragar nada, la ahogaba "; como
era el caso de las hijas de María Lorenzo: Antonia y Juana. En esta
investigación también fueron llamados a declarar testigos no afectos de
enfermedad, pero que se maravillaron de las curaciones, como es el caso
de Fray Juan García de la Orden de San Francisco, del convento de
Granadilla, el cual declara el 8 de noviembre de 1741.
Este teníaconocimiento de enfermos, pues nos dice que: "tenía algún conocimiento de los pulsos... que los había adquirido en la Ciudad de La laguna en San Diego del Monte " y declara como testigo de la curación de Catherina Gómez, esposa de Sebastián Gómez en Granadilla, a la cual: "halló muy mala próxima a morir", y que le dieron unas gotas de aceite que un hombre trajo de Arico y curó: "...una gran maravilla quedándole unas puntaditas al toser en el costado no más ". Y refiere que fue a la ermita y encontró: "muchos peregrinos descalzos y de rodillas dando gratitud y esto lo vieron los predicadores Fray Francisco Encinoso y Fray Antonio de León Feliz de la misma orden", los cuales se reafirmaron en el carácter milagroso dela curación de Catheria Gómez. Esta mujer repartió el aceite entrevecinos de Granadilla que también sanaron, como: Josefa García, esposadel capitán Juan Bello Domínguez, la cual fue en principio asistida porlos médicos Juan Perdomo y don Pedro Núñez que no lograron su curación.
Rufina de la Cruz, mujer de Gáspar, María González, viuda de Juan Bello;Juan Hernández Pizo, con puntada en el corazón; María Belén con dolorde cintura; Domingo González con dolor de oído e inflamación degarganta: "...fue a visitar a la virgen el 8 de septiembre el día de su festividad y curo de una ronquera";
Lorenza Delgado con dolor de muelas que llamó al cirujano pero no mejoró y sí con el aceite. También declara el sacerdote Licenciado PedroGarcía de Armas, certificándose en los hechos. Todos los testigos
refieren que: "vienen gentes de todos los lugares de la isla". En las conclusiones finales, tanto el sacerdote, Bernardo Fernández Romero, como el notario público: "se reafirman en lo dicho por los testigos y que ello se ajusta a verdad", lo que remiten al vicario de la Orotava al objeto de que se lo haga llegar al obispo4.

Ataque de los piratas

Este acontecimiento tiene lugar el día 19 de septiembre de 1741,once días después de su festividad. Nos lo relata, con todo lujo dedeta¬lles, el sacerdote José Bernardo Fernández Romero el día 29 deOctubre de ese año. Des¬pués de una explicación exhaustiva en la querefiere la gran afluencia que acudió a su festividad el día 8 deseptiembre por causa del aceite, continúa diciendo: "el martes 19 de septiembre por la mañana una embarcación pequeña se diviso muy cerca de tierra donde dicen el Caletón... ". Los vecinos bajaron a la playa y hubo enfrentamientos: "los piratas dieron vuelta ala Punta y entrándose en la playa pequeña  dispararon algunos tiros, cuyas balas quedaron impresas en las paredes de la capilla. De acá les respondieron con unos mosquetones, falto poco para hacer estragos en la lancha. Recelosos por ver ya tanta gente  junta, gritaban que bajasen a la arena y nosotros les replicábamos  viniesen a tierra y, entre tanto, por detrás de la ermita vieja se hacían las punterías a la lancha". Pasado el ataque, se vieron los daños causados, que fueron la puerta rota: "hallose la puerta que mira a la cumbre con una gran rotura, por donde entraba bien un hombre" . Todo ello fue visto por un pastorcillo que había por el lugar, pues nos dice que: "un pastorcillo refiere que se fueron al robo y otros quedaron a fuera de espías ". Del resultado del expolio, la Virgen se hallaba sin cabeza y sin brazos, los cuales los encontraron: "entre unas tabaibas ".
El niño no apareció, pero se trajo, bien previo pago de un rescate o por otros medios, según se puede deducir de los escritos por el sacerdote: "...un individuo devoto que estuvo nueve años en tierra de
infieles, hasta que por modo extraordinario y milagroso se restituyo a  la Virgen".
Pero más adelante dice que: "la goleta era de Argel,  donde se halla Francisco Saviñon, cautivo, que vio llegar la goleta y vender las ropas y el niño de la Virgen, ya que se han hecho todas las  diligencias para redimir el Santo Niño cautivo ". Como conse¬cuencia de lo sucedido y para tenerlas más seguras, se subió la Virgen a la Iglesia de San Juan Bautista, así como la de la Luz y de Tajo, la cual se hallaba en una pequeña ermita situada en el lugar conocido como La Luz, próximo al litoral: "...desde entonces se despojo de todo a la  ermita, sin dejar en ella cosa alguna, y lo mismo la de Nuestra Señora  de La Luz (Tajo) y recogido todo se conservan las imágenes en la  parroquia y se lo bajan a su ermita en el día de su fiesta."5.

Hallazgo de la Virgen del mar

El siguiente hecho que las gentes de este lugar ven como designios sobrenaturales es la aparición de una imagen muy deteriorada en la Playa Chica, en 1742, en el mes de septiembre, exactamente al año del ataqueargelino, a la que se le pone por nombre Virgen del Mar. Fue llevada a La Laguna para su arreglo. No obstante fue el cura José de Valladares él que la trajo y restauró, como el mismo nos cuenta: "yo la barnicé y compuse y la coloqué en esta parroquia el día veintisiete de mayo de 1761"
Es esta la que va a sustituir a la Virgen de las Mercedes y de Abona, que "desapareció" en el incendio del año 1835, tomando su nombre y con ello todas sus prerrogativas. Y se le da culto en la Parroquia de San
Juan Bautista de la Villa de Arico, siendo, sus festividades cada vez más importantes7. Ocupa diferentes altares en dicho templo, hasta que el 25 de abril de 1919, el sacerdote, don Norberto Alvarez González,
solicita del obispo que el altar, donde actualmente se encuentra, sea aclarado de "Privilegi", cosa que concede el 5 de mayo siguiente .

Una galería de agua bajo esta advocación

Entrado el siglo XX y relacionado con esta devoción, se inicia la perforación de una galería para la extracción de agua, la segunda más antigua de las existentes en Arico, cuyo artífice fue el sacerdote
anteriormente citado, don Norberto Alvarez, natural de La Guancha, el cual permaneció durante muchos años al frente esta parroquia. En su manifiesto nos relata que se iniciaron los trabajos en el año 1927 y
que, previo a una exhortación de las necesidades de agua de los habitantes de esta tierra: "por las continuas sequías que veían pasar años sin caer la deseada lluvia que regar estos campos áridos y secos ", y justificando como causante de la misma la deforestación: "debido a lo poco poblada que están los montes de vegetación por las talas de los leñadores que sin escrúpulos han ido talando... para dejar las montañas peladas... por lo cual las lluvías han desaparecido", realizaba continuas oraciones a la Virgen de Abona. Por lo que tomó la resolución de iniciar la perforación de la galería. En primer lugar y, acompañado un tal Juan García Gómez, lo intentó en lugar denominado Valle del Contador, luego otro lugar: la Gambuesa de Ortiz, pero le pusieron obstáculos que él achacó a la interseción de la Virgen.
No obstantecontinuó con sus plegarias y el día 6 de junio de 1925, acompañado del mismo vecino, se dirigen, al barranco de La Fuente, concretamente al Salto de los Abejones y elige este lugar para la obra. Pone como instigadora de esta decisión a la Virgen, pues en su explicación dice: "mientras hacia oraciones ante la Virgen parece que una fuerza desconocida me hacia volver los ojos hacia allí". Llegados a este punto se expresa con extraordinaria vehemencia: "...una voz interior me decía ¡detente! Y loco de alegría manifesté a mi acompañante: este es el sitio indicado por Nuestra Señora, daré principio a una galería que infaliblemente encontrará agua". Pero parece que su acompañante tenía dudas a cerca del lugar elegido, pues según él mismo expresa, sonriendo dijo: "es mucho asegurar". Así que el día 27 de junio, con el referido acompañante y con Juan Campos García y otros obreros, comenzaron la perforación, cosa que inició con el siguiente protocolo: "Tome una picareta y haciendo la señal de la cruz di tres golpes en el sitio señalado acompañando cada uno de las siguientes palabras: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Después otros tres diciendo en el nombre de la Santísima Virgen  de Abona, de San Juan Bautista y de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, por celebrarse en este día su festividad". Su construcción pasó por  diferentes avatares, como la repartición de 109 acciones, desvío de la dirección de la perforación de su orientación inicial (que achacó a la interseción de la Virgen) y dificultades económicas. Ante todos estos incovenientes, en el año 1930 traspasa sus derechos a otros señores y asume la terminación de la obra un tal Sr. Mister Williams, personaje muy conocido en la zona y que en el argot popular se decía: "míster Villa". El día 7 de septiembre de 1936, víspera de la Festividad de Abona, un obrero le comenta que la galería alumbró un buen chorro que el ingeniero taponó (tenía la galería en ese momento una profundidad de 1400 metros), esto lo expresa así: "mientras arr¬glaba lo necesario para  la festividad de la Virgen de Abona y después de las diez de la noche, salió con el anunciante hacia la galería, penetramos en su fondo  auxiliados con un farol retiramos el tapón del dique y salió una gran  cantidad de agua y allí bendije a la Santísima Virgen y comprendí que la Soberana quería que esto pasara en su festividad". Esto lo proclamó en el sermón de la misa del siguiente día. Posteriormente se iniciaronlos trabajos de canalización. En agosto de 1937 se comenzó a trabajar de nuevo en la galería y, curiosamente el día 7 de septiembre, coincidiendo con su festividad, apareció otro chorro de agua. En suinforme final nos dice: "quien puede negar este milagro". En el mismo documento existe una anotación al final: "colocándola como primera  accionista".
El día 27 de junio de 1941, se reúnen en la casa parroquial de esta Villa, bajo la presidencia del obispo de la Diócesis Fray Albino González Méndez de Reigada, el susodicho sacerdote y los vecinos Martín Rodríguez y Díaz Llanos, Lucio Crisóstomo González (alcalde); Epifanio Morales Crisóstomo (juez); Agustín Morales García; Fernando Beautell y don Francisco Martín Díaz, maestro nacional, y entre otros asuntos deciden: construir una capilla a la entrada de la galería (sólo se hizo una oquedad donde se puso una réplica de la Virgen), llevarla en procesión al lugar, celebrar una romería cada tres años con el título de "La subida de la Virgen" (jamás se realizó) y cambiar de nombre a la misma poniéndole el de la Virgen según expresan:
"por las circunstancias milagrosas que han intervenido en el alumbramiento". La romería tuvo lugar al mes siguiente, donde acudió parte del pueblo, además de los mentados arriba. Nos continúa refiriendo
que "se colocó la Virgen al lado de la puerta de la galería, bajo un artístico dosel y a la sombra de rústicos y poéticos peñascos".
El sermón lo dio el padre Manuel, sacerdote de Fasnia. Se cantaron poemas por el coro formado por las niñas del lugar, que dirigía el maestro nacional.

Posteriormente se inició el regreso a la parroquia9. Hubo un baile en la plaza y como nos comenta Corviniano Campos Medina, vecino de Villa  de Arico: "como únicos instrumentos había un clarinete y una  ocarina, ambos tocados por don Francisco Martín y así todo duró el baile  hasta bien entrada la noche".

Los hechos anteriormente descritos sucedieron por estas tierras de Arico, me he limitado a rescatarlos tal como en su momento se expusieron por parte de aquellos que fueron testigos de los mismos, de todo ello cada uno extraerá la conclusión que considere oportuna.

Este año se repite la bajada, dándose la circunstancia de que han pasado cincuenta años desde que en el siglo pasado se iniciara la misma con esa periodicidad quinquenal. No obstante, existen indicios de que en épocas anteriores bajaba anualmente. Yo, por lo pronto, volveré a sacar del armario mi traje típico canario con el que dar calor a este corazón  de "mago chasnero" y, junto a mi familia, entre el estruendo de voladores y el olor de la carne de fiesta, me zambulliré entre la multitud, disfrutando de estos momentos de júbilo ariquero. Seguro que encontraré un res-quicio para asomarme a la Playa Grande, por ver sitengo la ventura de hallar sobre la arena algún zurrón de aceite que de luz a las can¬delas y, a lo mejor, quién sabe, logra eclipsar otras luces de guerras y desastres allende de los mares... seria bonito!

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